Bellezas y actores de la época Edo
La representación de las bellezas femeninas es un tema predilecto de los artistas del ukiyo-e. Se origina en los rollos pintados y los biombos –tradicionalmente reservados a las élites guerreras y aristocráticas– en los que figuran las damas de la corte de la época Heian (794-1192), como los rollos que ilustran la Novela del príncipe Genji escrita por Murasaki Shikibu a principios del siglo xi.
En el siglo xvii, durante las eras Kan’ei y Kanbun, aparecen retratos de cortesanas, prostitutas, pero también campesinas, vendedoras y tejedoras. Estas imágenes reflejan la emergencia de una burguesía urbana y mercantil en Osaka, y más tarde en Edo.
Con los pintores del ukiyo-e se materializará un nuevo ideal de belleza. Hishikawa Moronobu (fallecido en 1694), creador de las primeras estampas de hojas separadas, realiza la pintura más famosa del género, Belleza mirando hacia atrás. En el siglo xviii, numerosos artistas se lanzan en este tema, respondiendo al entusiasmo del público, en particular, Kaigetsudo Ando, Suzuki Harunobu y Torii Kiyonaga. Pero el pintor por antonomasia de las mujeres bellas es Kitagawa Utamaro. Sus retratos en primer plano revelan la humanidad de sus modelos, al tiempo que las idealizan. Utamaro se destaca por la representación de cortesanas y geishas célebres de su época, especialmente las del barrio de Yoshiwara en Edo. Más allá de la descripción de la belleza femenina, el atractivo de estas imágenes residía en su potencial para transmitir las fluctuaciones de la moda (tejidos, peinados, maquillaje…), ilustrando una sociedad en movimiento, pese a su organización fuertemente codificada y controlada por el régimen shogunal. Asimismo, plasman una estética propia de la época Edo fundada en la noción de iki, un concepto difícil de traducir, que remite a lo efímero, al culto del instante y al desinterés por el mundo, poniendo énfasis en el encanto discreto, la elegancia y la urbanidad. Fiel a este tema en boga, Hokusai produce notables retratos de mujeres de todos los estratos sociales: esposas de guerreros de alto rango o de aristócratas, mujeres de comerciantes, cortesanas y prostitutas, camareras de las casas de té, mujeres del pueblo. A semejanza de su primer maestro Shunshō, quien renovó el género, Hokusai también realizó retratos de actores, respondiendo a la fuerte demanda de sus contemporáneos. El teatro kabuki era, en efecto, el lugar de encuentro cultural privilegiado por los ciudadanos, y los actores, los ídolos del momento.