Hokusai en Obuse
Obuse es un pueblo situado en los «Alpes japoneses», a más de seis días de marcha de Edo. Durante los últimos años de su vida, a partir del otoño de 1842, Hokusai efectúa en él cuatro estancias de varios meses por invitación de su amigo, mecenas y discípulo Takai Kōzan (1806-1883). Este rico comerciante, dueño de explotaciones agrícolas y de fábricas de sake, era además letrado, pintor y calígrafo. Conoció a Hokusai probablemente entre 1833 y 1836 en Edo, profesándole desde entonces una profunda admiración. Entre ambos se estableció una complicidad, y Kōzan disfrutó de los consejos e ideas del maestro para la realización de sus pinturas, como la del biombo del elefante.
Su colaboración destaca sobre todo en los encargos de pinturas decorativas. Kōzan encomendó a Hokusai la realización de los techos de las carrozas de festival para dos barrios de Obuse (Higashimachi en 1844, Kanmachi durante su tercera estancia en 1845). Estas carrozas pertenecen a dos santuarios de la ciudad, Kōtai jingū y Suwa jinja, cuyas divinidades se relacionan con el agua. Los techos de la primera carroza presentan una decoración con motivos auspiciosos: un dragón, símbolo masculino (protector contra los incendios) y su pareja femenina, un fénix (símbolo de paz). Para la segunda carroza, Hokusai ejecutó la totalidad de las decoraciones, cuyo repertorio se relaciona con la mitología china. Las pinturas del techo describen túneles de olas embravecidas: una de movimiento ascendente, denominada «ola masculina», y otra descendente, llamada «ola femenina». El dibujo de las dos olas y su complementariedad remiten al diagrama taoísta del yin y el yang.
Ganshō-in
Sin embargo, la obra más espectacular realizada en Obuse por Hokusai durante su primera estancia en 1848 es el techo del templo Ganshō-in. Monasterio zen de la escuela Sōtō, el Ganshō-in fue edificado a finales del siglo xv, y reconstruido en 1831, como consecuencia de una destrucción. Se trata del templo familiar de Takai Kōzan. La pintura del techo es monumental (6 x 5,50 m, el equivalente a 21 tatamis), de formato rectangular y realizada sobre doce paneles de paulonia. En su centro, un fénix se enrosca sobre sí mismo. Su «mirada escrutadora en las ocho direcciones» se fija en el espectador, independientemente de donde se encuentre. Si el dibujo del motivo y las indicaciones de los colores son obra de Hokusai, la realización de esta pintura parece fruto de un trabajo colectivo con el maestro, en el que Kōzan ocupa un lugar central. Esta obra magistral por su formato, su potencia, su estilización y la riqueza de su paleta cromática, con un empleo sutil del azul de Prusia, representa una culminación del arte de Hokusai. El templo y su techo fueron inaugurados en 1851, dos años después de la muerte del artista.